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Una IA es mejor catando vino y otras bebidas que un humano.

¿Puede una IA catar mejor que un humano?

Este post se suma a un nuevo capítulo de ese libro de ciencia ficción llamado «Una IA me ha quitado mi trabajo«. Soy de la opinión de que eso no va a ser así pero mientras vemos como la tecnología invade nuestras vidas y comienza a pisar terreno antes vedado a las máquinas. Ahora le toca a la organoléptica.

Deberíamos primero analizar qué queremos lograr desarrollando un algoritmo que cate por nosotros. Diferentes estudios ya ponen de manifiesto que los marcadores moleculares que determinan el perfil de un destilado o un fermentado son detectados de manera precisa y a gran velocidad por una IA. Esto ya existe, pero ¿para qué?

Investigadores de la Universidad de Heriot-Watt en Edimburgo – Escocia han logrado desarrollar un algoritmo que permite identificar estos compuestos químicos en la ginebra y así detectar imperfecciones pero también falsificaciones y adulteraciones. Un método que presenta gran potencial a nivel industrial pero que aporta más bien poco al hecho de disfrutar de una bebida.

Este tipo de tecnologías son bienvenidas para complementar la técnica de cata de un sumiller profesional no para sustituirla. Y no lo digo yo, lo dice un estudio reciente publicado en Communications Chemistry y que lleva por título «Odor prediction of whiskies based on their molecular composition«. En este estudio se evaluó, junto con un panel de cata formado por 11 sumilleres, las características de 16 muestras de whisky previamente analizados con cromatografía de gases-espectometría de masas. Se buscaba determinar el origen del whisky así como identificar los aromas de cada uno de ellos. El resultado fue contundente, el algoritmo pudo determinar el origen exacto de cada una de las 16 muestras así como su perfil molecular. En cambio sólo el panel de cata humano pudo identificar aromas por comparación, esto es: aromas que recuerdan al caramelo, miel, cereales…

Podemos interpretar de muchas maneras este tipo de ensayos pero a mí me da en la nariz nunca mejor dicho que la IA nos ayudará a predecir el olor molecular de una bebida de forma precisa, rápida y con resultados confiables pero que está lejos de evaluar el nivel placentero que supone degustar un vino o un whisky. Bienvenida IA.

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