Entre los alimentos más extraños del mundo podemos encontrar varios que incluso una cabra se negaría a tragar. Difíciles de conseguir fuera de su territorio y con una historia más o menos ancestral. El Hákarl o tiburón fermentado es uno de ellos.
Su ingrediente principal es la carne de tiburón de Groenlandia y su historia se remonta a la época vikinga en Islandia. ¿Y qué necesidad de comer esto? hoy no deja de ser una curiosidad y un plato típico en una fiesta islandesa de nombre impronunciable en algunas regiones del país. Pero entonces las necesidades de alimentarse en un entorno hostil y con gran escasez de cosas que echarse a la boca hicieron la aparición del Hákarl.
Como ya he dicho, el ingrediente principal es la carne de tiburón de Groenlandia, carne que en fresco contiene toxinas por lo que se hace necesaria su previa fermentación y secado para consumirla con seguridad. Si consigues superar su penetrante olor a amoníaco te encontrarás con un sabor ácido que, los que lo han probado dicen, recuerda al queso más intenso que existe.
Cocineros como Anthony Bourdain o Gordon Ramsay se atrevieron con el Hákarl y su veredicto, unánime: «Lo peor que me he metido en la boca nunca». Pero ya sabes, donde fueres haz lo que vieres. ¿Lo probarías?