A lo largo de este año 2024 hemos visto como se ha ido incrementando la demanda de bebidas funcionales enriquecidas con toda una serie de ingredientes adaptógenos y nootropicos que favorecen nuestra salud tanto física como mental.
¿Quizá ha llegado el momento de ver cómo alguna bebida con baja graduación alcohólica inaugura la categoría? te hablo de una nueva generación de hard seltzer y como no, cervezas.
Se habla de la cerveza como una de las bebidas más consumidas del planeta y poco al respecto del carácter innovador que esta tiene. Combinaciones de sabor aparte, esta bebida ha experimentado una fuerte evolución en la última década en cuanto a los procesos de elaboración se refiere y en concreto al enorme éxito alcanzado con las cervezas «sin» y «0.0º». Otros vinieron después, como los espirituosos e incluso el vino pero ha sido la cerveza la que abrió de par en par esta nueva e innovadora categoría. Ahora no se puede quedar aquí y la cerveza debe evolucionar. Quizá ha llegado ya el momento de entrar en la categoría de las bebidas funcionales.
Aunque se trate de convencer de lo contrario, no existen evidencias científicas que avalen que el consumo moderado de cualquier bebida alcohólica, ya sea vino o cerveza, produzca algún tipo de beneficio a nivel orgánico pero en el caso concreto de la cerveza parece ser que tiene cierta influencia en el desarrollo de la microbiota en nuestro sistema digestivo. El caso es que el estudio académico recientemente publicado por MDPI (editorial de revistas científicas) y que lleva por título Developments in Brewing Processing and Analytical Techniques for the Evaluation of Beer Quality así lo atestigua.
Y no es algo de ahora. Desde el año 2017 se tiene en cuenta a la cerveza como un vehículo ideal para el contenido de toda una serie de ingredientes activos en pro de la salud de nuestro organismo. En ese año, investigadores de la Universidad de Singapur desarrollaron un modelo de cerveza ácida (no comercial) con un probiótico que ayudaba a regular el sistema inmunológico y lo hacía resistente a ciertas toxinas.
En 2020, algo más cerca, en la Facultad de Ciencias Experimentales de la Universidad de Almería, una joven doctoranda, de nombre Lucía García Abad, formula una cerveza incorporando la alga Chlorella con más que reales beneficios para el consumidor.
El uso de probióticos presenta un enorme potencial para su implantación en el mundo cervecero. Cepas probióticas de Lactobacillus paracasei F19 y Lactobacillus paracasei 431 son viables en estilos de cervezas tipo lager debido a su actividad metabólica en carbohidratos por lo que facilita su proliferación y su retención en nuestro sistema digestivo. Y cepas de la familia Saccharomyces boulardii en estilos de cerveza más intensos como las IPAs.
Se abre un mundo nuevo y casi inexplorado para la cerveza que estoy seguro pronto veremos iniciar sus primeros pasos.