Si eres un purista del vino, de esos que se dedican a girar la copa de forma interminable, que no dudan en introducir la nariz en la misma hasta descubrir el último de los aromas primarios, secundarios y terciarios del vino; de los que disfrutan con el ritual de elegir, descorchar y servir… Quizá no deberías seguir leyendo. Y yo cumplo con todos los requisitos (y más) que he descrito pero soy tan amante del vino como extremadamente curioso al respecto. Para nosotros llega un «no tan nuevo» vino. El elaborado con arándanos.

Como acabo de decir, este vino no es algo nuevo. Su origen se remonta al S. XVI en el norte de Suecia donde era costumbre introducir en una botella, arándanos, agua y azúcar y dejarlo al sol donde se producía una fermentación que daría nombre a esta bebida «Vino del Sol». Hoy la producción de este tipo de bebida se ha extendido por todo el mundo y ya es posible encontrar vino de arándanos en UK, México, Brasil, EEUU y Nueva Zelanda entre otros.

Aún siendo una bebida alcohólica, con un grado que varía entre los 9º y los 12º, contiene nutrientes que no tiene un vino tradicional elaborado con uvas. Los compuestos presentes en los arándanos y que los hacen especialmente beneficiosos para el organismo humano apenas se ven alterados por la fermentación. Diferentes estudios como el realizado por el ACS Food Science & Technology de Washington DC (por cierto realizado en el sur de España), mostraron que los niveles de antocinaninas y taninos disminuyeron con tiempos de fermentación prolongados, sin embargo, vitamina C y flavan-3-ol (un antioxidante) apenas se vieron alterados y siguieron presentes en la bebida. Además apenas contiene histamina, al contrario que el vino de uva, por lo que es totalmente recomendable para aquellas personas que tengan intolerancia a esta sustancia.

El vino de arándanos lo podemos encontrar fácilmente en España y en diferentes variedades. Vino tranquilo, espumoso y hasta destilado en licor.