No hay país (y más en Europa) que no tenga un ambicioso plan de descarbonización. Mientras que Francia planea la construcción de nuevas centrales nucleares para la producción de energía, 8 en total hasta 2050, el resto de países, incluida España se abren a la posibilidad de construir generadores de electricidad con placas fotovoltaicas flotantes en lagos y pantanos.

Ya no es suficiente con plantar una placa en el techo de viviendas y naves industriales, ahora nuestros lagos y pantanos podrán contar con todo un parque de paneles solares para la producción de energía. No es algo nuevo, países como EE.UU, Taiwan o China ya cuentan con instalaciones similares y sus ventajas parecen ser bastante evidentes. Su eficiencia es mayor al refrigerarse con el propio agua sobre el que se instalan, evitan la proliferación de algas, minimizan la evaporación y no dependen del nivel de los embalses (en caso de estar instalados en los mismos) para funcionar a pleno rendimiento.

En nuestro país el Ministerio de Transición Ecológica, con Dña. Teresa Ribera a la cabeza, ya prepara un Decreto que presumiblemente será aprobado en agosto de este año y que permitirá la instalación de parques solares en pantanos y lagos de España mediante concurso público y mediante concesión por 25 años. Y como empezaba este post, no sin polémica, ya que la Comunidad de Aragón se ha manifestado radicalmente en contra y otras CC.AA como la de Euskadi han manifestado su preocupación por este tipo de soluciones energéticas.

Comités científicos (y ecologistas imagino) de diferentes países avalan la instalación de este tipo de plantas fotovoltaicas alegando que si se instalasen en tan sólo el 10% de los lagos y pantanos existentes en el mundo, estos podrían suministrar energía suficiente para abastecer un país como Reino Unido durante 1 año entero.

Aunque este post se aleja de lo que es mi línea editorial habitual me interesa muy especialmente todo lo que tiene que ver con la sostenibilidad. Veremos.