Los compromisos para la descarbonización de la industria, bajar las emisiones de CO2, reducir la dependencia de combustibles fósiles, etc, etc. comienza a sonar como el estribillo de esa canción que suena de fondo, que todo el mundo tararea, sin saberse bien la letra y que pasará al olvido muy pronto. Sólo hay que ver los compromisos a los que se han llegado (y respetado) en los últimos COP (Conferencias del Clima).
Alguno de los triunfos de nuestra baraja consisten en un puñado de startups que han ideado diferentes métodos y tecnologías para la captura de ese CO2 disperso en la atmósfera. Una de estas startups es la norteamericana Heirloom Carbon que se dedica precisamente a esto, capturar el dañino CO2 de la atmósfera pero lo hace de una manera completamente diferente al resto de sus competidores. Heirloom Carbon utiliza piedra caliza en lugar de sustancias químicas complejas en su proceso.
Precisamente este factor diferencial es el que les va a permitir jugar con ventaja al respecto de lo que ya existe. El coste de capturar CO2 y convertirlo y almacenarlo en forma de energía o calor es muy alto, en torno a $600 a $1000 la tonelada métrica. El desarrollo de su tecnología, gracias a una inyección de $150 millones en una ronda de financiación de Serie B, permitirá que este proceso se reduzca a $200 o $300 la tonelada métrica en los próximos diez años. Un coste realmente atractivo y económicamente viable para cualquier industria y/o Gobierno.
Actualmente Heirloom está construyendo una enorme planta de tratamiento de CO2 mediante piedra caliza en Luisiana – EEUU que estará plenamente operativa para el año 2026. Mientras tanto vende créditos de carbono (mecanismo financiero que incentiva la reducción de GEI) a gigantes como Microsoft, Meta, Autodesk o H&M entre otros.