Alimentos perecederos como frutas y verduras suponen un gran quebradero de cabeza para toda la cadena de suministro. Su logística y conservación en nada se parecen al de cualquier otro tipo de productos. Además su vida útil añade complejidad a su comercialización siendo una enorme fuente de desperdicio alimentario.
Tan sólo en España se han tirado a la basura casi tres millones de toneladas de alimentos en el 2023. De media 61 kg. por persona. Alimentos que no sólo han caducado, también aquellos que no se venden por ser «feos» o por una incorrecta gestión en la compra/venta de alimentos. Compramos alimentos de más.
Ahora un grupo de investigadores de la Universidad de Córdoba en España han logrado desarrollar un método que permite conocer la vida útil, por el momento, de la fresas lo que permitirá minimizar el desperdicio de esta fruta. Los investigadores Laura Rabasco Vílchez, Francisco Jiménez, Arícia Possas y Fernando Pérez del grupo HIBRO de la nombrada Universidad han conseguido aunar diferentes tecnologías que permiten predecir a tiempo real y sin ensayos destructivos la durabilidad de la fresa.
Utilizando tecnología NIRS (espectroscopia de infrarrojo cercano) que mide parámetros como la pérdida de peso, firmeza, apariencia y otros analizando el espectro de luz visible e infrarroja reflejada por la propia fresa a diferentes temperaturas. Estos datos se recogen y se crean modelos matemáticos que se suben a la nube y permiten desarrollar modelos predictivos.
Con los actuales métodos de análisis físico-químicos y microbiológicos se necesita mucho tiempo así como realizar ensayos y mediciones que dañan la fruta. Con esta nueva tecnología se pueden obtener datos a tiempo real y sin dañar ninguna fresa.
Este método se ha probado con éxito en los almacenes de Migros en Turquía, como parte del proyecto PRIMA BiofreshCloud que tiene como objetivo fomentar la bioeconomía circular y reducir el desperdicio alimentario.