Todo apunta a que 2025 será el gran año de la agricultura regenerativa. Pero un gran año para quien… ¿agricultores, consumidores, bancos, fondos de inversión o gobiernos? y es que hay muchos entes, factores y casuística implicados. La respuesta tendría que ser clara y unánime, el mayor beneficiario debería ser el planeta y por ende las personas que lo habitamos. Pero, ¿esto es realmente así?
Esto de la agricultura regenerativa no es algo nuevo. Se creo, por así decirlo, en la década de los 80 en EEUU por parte del Instituto Rodale, una institución sin ánimo de lucro, como alternativa a la agricultura convencional. Su propuesta, que hoy está más viva que nunca, pasa por promover una serie de prácticas que permitan respetar al máximo las condiciones del suelo, conservar su biodiversidad y reducir la contaminación pero además, y aquí viene el verdadero ADN de la agricultura regenerativa, recuperar los suelos degradados. A Europa llegó unos años más tarde y actualmente en España existen unas 80 granjas y explotaciones agrarias certificadas como Granjas en Agricultura Regenerativa.
Su objetivo, además de lo nombrado, es ir mucho más allá del sello orgánico o ecológico. Sobre el papel todo muy loable y digno de mención, sobre la práctica difícil de implantar y ya no digamos rentabilizar. Según datos de la propia Comisión Europea, el 83% de los agricultores y ganaderos de la UE se han visto afectados por un notable aumento en los costes de producción pero tan sólo un 12% han podido trasladar estos costes al cliente final. Y me parece mucho, un gap enorme.
¿Y cómo financiamos todo esto? además de las ayudas de la propia UE en las cuales no entro, la alternativa es la financiación privada por parte de bancos e instituciones de crédito varias pero en 2023 han entrado en escena unos nuevos jugadores. Los fondos de inversión. Perennial Fund II de la firma Mad Capital con el apoyo de la Fundación Rockefeller, HeavyFinance, Sustainable Land Management (SLM), Astarte Capital, Toesca Permanent Crops II… son sólo algunos ejemplos de lo que actualmente existe para «financiar» proyectos de agricultura regenerativa en Europa y EEUU. Literalmente lluvia de millones con un único fin, promover y hacer crecer la agricultura regenerativa en el mundo. Y aunque no es mi especialidad tengo la completa seguridad de que estos fondos y otros que vienen en camino tienen como principal finalidad ganar dinero y hacer ganar dinero a sus partícipes con la excusa de.
¿Y mientras tanto los agricultores y los consumidores qué? además del aumento de los costes y por tanto del precio final de frutas, verduras y demás se enfrentan a un total desconocimiento por parte de su mercado potencial. Casi nadie sabe de qué va esto de al agricultura regenerativa y los beneficios colectivos e individuales que esta práctica tiene sin hablar de que desconocemos si el cliente final está dispuesto a realizar un esfuerzo económico por ellos.

Agricultura regenerativa, nueva burbuja a la vista.