El colágeno es ese elemento esencial que nos permite realizar esas tareas que para nosotros son rutinarias pero que sin esta proteína serían casi imposibles. El colágeno proporciona estructura, firmeza y elasticidad a la piel pero también es el responsable del correcto funcionamiento de nuestros músculos, articulaciones y tendones.
Los suplementos de colágeno llevan entre nosotros años pero, no se sabe por qué, ahora están mas en tendencia que nunca. «Es la economía, estúpido» esta célebre frase de James Carville le viene al pelo al boyante mercado de los suplementos de colágeno.
El colágeno se encuentra de forma natura en nuestro organismo y es la proteína más abundante, representa el 25% del total. Por desgracia, el cuerpo deja de producirla con el paso del tiempo y de ahí vienen la pérdida de elasticidad de la piel (arrugas entre otros efectos) y dolores articulares. Se calcula que a partir de los 25 años de edad, comienzas a perder un 1,5% de colágeno cada año, llegando a los 60 años de edad con un 35% menos de este elemento. De ahí la enorme demanda (y enorme mercado) de colágeno a nivel mundial.
Actualmente los métodos de extracción de colágeno pasan por procesar los tejidos de, fundamentalmente vacas, pollos, pescados y ciertos mariscos. Es decir un subproducto de la industria ganadera y pesquera. En un mercado, el actual, donde la sostenibilidad y el uso de materias primas no provenientes de animales es pujante, este colágeno no tiene cabida.
Pero no todo el colágeno viene de animales. Cada vez encontramos más startups y empresas que ofrecen un colágeno con el mismo rendimiento o incluso mejor obtenido mediante cultivo o fuentes vegetales. Jellatech, empresa biotecnológica con sede en Carolina del Norte – EEUU ya es capaz de ofrecer colágeno y gelatina de alta calidad a base de células cultivadas, libre de ADN y células animales.
En Bélgica, otra startup, VeCollal ya produce un «colágeno», muy similar al humano, gracias a las plantas y a la IA. La Inteligencia Artificial identifica aquellas plantas capaces a nivel genético de producir colágeno. No es un colágeno puro propiamente dicho pero si una cadena de aminoácidos con un perfil similar y que aplicados a la industria alimentaria producen los mismos beneficios que el colágeno.
Estos son dos ejemplos de iniciativas a nivel mundial para la producción de un elemento esencial pero también muy lucrativo y que desde ya, algunos ven como la nueva fuente de la eterna juventud.
