Me acuerdo de una película (no recuerdo el título) en el que un acontecimiento apocalíptico prácticamente devastaba los EEUU. Los miles de supervivientes cruzaban la frontera con México y éste país los acogía con los brazos abiertos y se alzaba como el salvador de lo poco que quedaba de su vecino del norte. Ciencia ficción aparte, México sí que tiene en su territorio y en sus costumbres algo que podría exportar y ser la respuesta al cambio climático y salvación de todo el ecosistema. Te hablo de la milpa.
La milpa es una filosofía más que una técnica agrícola en sí misma. Lo forma el conjunto de su dieta + técnica de cultivo. Se remonta a la era prehispánica donde los aztecas lo practicaban. Por un lado, la milpa comprende el cultivo de maíz, frijoles y calabaza simultáneamente, a la vez. Esto se comprende desde el punto de vista de la sostenibilidad. Por un lado, la planta del maíz consume el nitrógeno del suelo, los frijoles oxigenan el mismo suelo y la calabaza actúa de cobertura vegetal que evita el crecimiento de malezas y malas hierbas. Si lo combinamos con chiles añadimos un efecto de pesticida natural que evita el uso de agroquímicos. Este sistema admite diferentes combinaciones pero siempre con los tres cultivos nombrados como básicos.
Pero la milpa es mucho más que esto que acabo de explicar, también comprende un estilo de alimentación, una dieta. Equilibrada, diversa y nutritiva que en México quieren comparar con la dieta mediterránea. La nueva cocina mexicana no es ajena a esta sabiduría milenaria y restaurantes de alta cocina como Pujol, Quintonil o Rosetta con Estrellas Michelín, están adoptando alimentos basados en la milpa en su oferta gastronómica.

La milpa mexicana es una técnica milenaria de cultivo y una dieta nutritiva.