El verano no está siendo demasiado rico en cuanto a innovaciones se refiere por lo que toca esperar a septiembre y ver que es lo que nos depara «la vuelta al cole» en alimentos y bebidas. Como no soy de tirar de refritos os traigo un post que siempre es muy recurrente, el de las leyendas urbanas, en este caso sobre una de las bebidas energéticas más populares. Monster.

La primera lata de Monster salió a la venta en USA en 2003 en respuesta a la alta demanda que estaba teniendo una nueva categoría de bebidas, las llamadas energéticas y con un claro líder indiscutible, Red Bull. Muy pronto la marca se quiso asociar a los deportes extremos, la música y un estilo de vida activo. Hoy es un gigante con una salud envidiable. Es líder de ventas a nivel mundial con un beneficio neto de $2.900 millones (año 2022) y un margen de rentabilidad del 50%, algo casi imposible de encontrar en el sector de las bebidas.

Su logo es inconfundible y ha trascendido a la marca para posicionarse como un icono cultural de nuestra era. Adhesivos, camisetas, banderas… con la M desgarrada de la firma. Y precisamente el logo es el que tanta literatura ha generado. Una leyenda urbana se ha asentado alrededor de su icono. Lo que en un principio parece ser una M desgarrada por un monstruo, algunos quieren ver un símbolo satánico. Esta interpretación se debe a su «coincidencia» (hay que esforzarse un poco para verlo) con la letra hebrea «vav» que tiene el valor numérico de 6. Pues bien, tres «vav» son 666, y aquí lo dejo. Su famoso claim «Unleash the Beast» (desata a la bestia) pues tampoco es que haya ayudado mucho a disipar los rumores.

Desde la propia empresa han desmentido esto y alegan que tan sólo es un logotipo que imita a la huella que deja un monstruo. Esta leyenda y alguna más que corre por ahí han ayudado de cierta manera a Monster a identificarse como una marca irreverente destinada a un publico no tan convencional.