La vainilla es un cultivo extremadamente complicado. Las condiciones para que las vainas de esta flor sean comercialmente viables tienen que ser muy estables en cuanto a temperatura y humedad. Actualmente aunque existen instalaciones artificiales para la producción natural de la vainilla, su calidad y sobre todo su viabilidad económica la hacen casi imposible.

Llega la vainilla de Israel cultivada en invernaderos.
Hasta hoy, donde la startup israelí Vanilla Vida ha logrado un hito sin precedentes. La primera producción y a gran escala de vainas de vainilla. Nunca nadie lo había logrado hasta ahora. Su sistema de agricultura en interior logra reducir a tan sólo dos años (normalmente son cuatro años) el crecimiento de la planta y con un mayor contenido en glucovainillina, el precursor natural de la vainillina que es el componente que interesa en la industria alimentaria y cosmética principalmente.
Otras empresas producen vainillina de forma «sintética» mediante un proceso en el que se extrae el ácido ferúlico obtenido del salvado del arroz, Vanilla Vida lo hace con plantas naturales de Vainilla y sin modificación genética. Modificando las condiciones ambientales de los invernaderos pueden imprimir matices diferentes, tales como aromas a chocolate, caramelo o incluso a humo.
Actualmente Vanilla Vida posee tres grandes invernaderos en Israel para la maduración y secado de Vainilla aunque es posible que este año realicen todo el proceso en Uganda con el fin de abaratar los costes, principalmente energéticos y de transporte.