Esta semana, y todavía estamos a miércoles, ya he visto varias publicaciones sobre la decisión de Danone de prescindir del Nutri-Score en el etiquetado de sus productos. Una decisión razonada y que en mi opinión no trata de ocultar ningún vicio o perjuicio por parte del gigante lácteo. La culpa la tiene el propio Nutri-Score.

El sistema Nutri-Score para los que todavía no sepáis de lo que estoy escribiendo es un sistema de etiquetado que muestra, mediante un semáforo de colores y letras, la calidad nutricional del alimento. Es un sistema voluntario aunque adoptado oficialmente por casi todos los países de la UE.

La empresa Danone comunicó hace unos días la decisión de eliminar este sistema de sus productos lácteos y vegetales. ¿La razón? el cambio en la forma en la que Nutri-Score evalúa a este tipo de alimentos. Antes el sistema los valoraba como «alimentos generales» y por tanto con puntuaciones entre A y B. Ahora el algoritmo cambia y considera a estos alimentos como bebidas y la leche desnatada y semidesnatada pasa de la A a la B y la leche entera de la B a la C.

Nutri-Score sólo tiene en cuenta los parámetros, a nivel nutricional, de grasas y azúcares pero ignora todos los demás de tal manera que equipara a la leche con un refresco (con su correspondiente letra asignada) o una bebida energética. Tan sólo el agua embotellada recibe la letra A en este sistema.

Danone no comparte esta decisión pero es que además le avala la Asociación Europea de Lácteos que no entiende que no se reconozca el alto valor nutricional de la leche en comparación con otras bebidas. La leche no hidrata, la leche nutre. Y en el caso de los yogures el sistema los penaliza aún más ya que la gran mayoría recibirán la letra E, es decir, al mismo nivel que la bollería o pizzas industriales.

Un nuevo capítulo y no será el último de un sistema que cada vez es más incomprensible por parte del cliente final que recordemos es a quien debe su existencia y a quien debe servir.