Artículo escrito con la colaboración de Manel Morillo Prieto de CONGUSTO CONSULTING
Desde 2007 comenzó a correr una teoría por el mundo que vendría a etiquetar y darle nombre a hechos impredecibles pero de gran impacto, sobre todo para la economía aunque no exclusivamente. Hablo de la metáfora del Cisne Negro aunque su verdadero nombre es “Teoría de los sucesos del cisne negro”. Teoría expresada por el filósofo e investigador libanés Nassim Taleb en 2007. Dicha teoría viene a describir un suceso sorpresivo e impredecible y que causa un gran impacto a nivel económico, social o de otro tipo. La teoría también viene a decir que este hecho una vez pasado se racionaliza y se emiten juicios que lo convierten en algo predecible y explicable.
Esto no es necesariamente malo, de hecho el mismo Taleb describe como “cisnes negros” la gran mayoría de los descubrimientos científicos más importantes de la humanidad, los hechos históricos más relevantes y hasta la aparición de los Beatles.
En nuestro sector, el de la alimentación, tampoco es ajeno a hechos impredecibles y que causan un impacto significativo a nivel de consumo y uno de ellos, cisnes de colores aparte, es el de la llegada de los nuevos tratamientos para la pérdida de peso o agonistas de GLP-1. Medicamentos como Wegovy u Ozempic, por nombrarte tan sólo dos de los más conocidos. Fueron creados para el tratamiento de la Diabetes tipo 2 pero se ha descubierto que se muestran enormemente eficaces en la reducción del peso corporal. Podrían reducir hasta un 10% el peso total de un paciente obeso. Se administra (bajo receta médica) una vez a la semana mediante un pinchazo subcutáneo con una dosis de 0,25 mg. Aunque laboratorios farmacéuticos como Lilly ya cuentan con una nueva versión de este medicamento que se administrará vía oral y que muestra mayor eficacia que los actuales tratamientos GLP-1. El medicamento de Lilly reduce hasta casi un 15% el peso de un paciente obeso.
«En Hostelería estamos despreciando las consecuencias del efecto Ozempic». Manel Morillo.
La hormona GLP-1 que tú y yo incorporamos de serie es un péptido (cadena corta de aminoácidos) que entre otras cosas estimula el centro de saciedad en nuestro sistema nervioso central haciendo que disminuya la ingesta de alimentos. Es decir, los pacientes tratados con estos análogos de GLP-1 comen menos y se sienten mejor. Y aquí quería yo llegar. ¿Nos encontramos ante un acontecimiento no previsto que impacta directamente sobre el sector de la hostelería?
Veamos. El año pasado, 2024. Se vendieron cerca de 5,5 millones de unidades de viales de GLP-1 en nuestro país, España. Y algunas consultoras como Lantern Innovation prevén que su crecimiento será de más de un 30% anual hasta el 2027 donde podríamos llegar a casi 950.000 personas medicadas con este tipo de tratamientos. Estos pacientes inauguran una nueva categoría de consumidores que buscan una forma de alimentarse alineada con su medicación. Con el fin de adelgazar, básicamente. Estos nuevos consumidores no quieren que su alimentación penalice los resultados que estos medicamentos les van a proporcionar por lo que promueven el consumo de raciones más pequeñas y con el suplemento o disminución de nutrientes concretos. No cabe el alcohol y los postres son escasos y muy evaluados a nivel de grasas y azúcares.

Si bien España tiene un alto componente cultural la hora del vermut y comer fuera de casa, el fenómeno GLP-1 tendrá un impacto real en la hostelería. Y no lo digo yo. Le he preguntado a alguien que sabe y mucho de esto. Un profesional de la talla de Manel Morillo de Congusto Consulting el cual, muy amablemente ha decidido aportar al artículo. Esto es lo que nos ha contado:
En Hostelería estamos despreciando las consecuencias del efecto Ozempic, por ponerle un nombre al fenómeno. Pongo en valor algunos datos que nos pueden dar un contexto amplio y realista:
- En España el 55,8% de la población tiene sobrepeso. De ese 55,8% el 37,9% es sobrepeso propiamente dicho y el 18% restante es obesidad.
- Países como México y UK han hecho declaraciones públicas e institucionales sobre una epidemia de obesidad en su país. La OMS declara como problema de salud pública el sobrepeso y obesidad, como también lo hace la UE. En USA hay grupos de presión exigiendo acciones públicas respecto a lo que ellos consideran una epidemia el incremento de la obesidad y el sobrepeso.
Con estos primeros datos solo hago referencia a una cuestión de salud pública que recomienda a un enorme porcentaje de la población, perder peso, cosa que, por otro lado, parece que no se está consiguiendo solo con la recomendación de actividad física, dieta y cultura alimentaria. Estas recomendaciones llevan décadas comunicándose en todas partes, pero el sobrepeso y la obesidad siguen creciendo.
Déjenme cruzar los datos anteriores con otros:
- En España el número de gimnasios ha crecido un 30,5% en los últimos 4 años (y en 2021 aún con restricciones de pandemia COVID 19). La previsión es de un incremento parecido a corto plazo… y, añado, que los datos no cuentan los centros donde se queman calorías a tope que NO son gimnasios técnicamente, como muchas salas de yoga, pilates o muchos negocios innovadores de ejercicio organizado en parques, etc.
Una lógica MUY POCO realista, la verdad, diría que los usuarios de estos gimnasios son las personas con sobrepeso y especialmente los obesos, por recomendación médica. Y desde luego una parte lo son, pero resulta que la mayoría de usuarios de estas instalaciones son el 44,2% que NO tiene ni sobrepeso ni obesidad.

¿Qué pasa en una sociedad con obesidad y sobrepeso en más del 50% de la población, que no consigue adelgazar por métodos tradicionales y encuentra un fármaco aparentemente casi inocuo y barato que adelgaza sin hacer mucho más?¿Qué pasa en una sociedad cada vez más obsesionada con la imagen personal, la musculación y que presiona para evitar rápido el sobrepeso cuando existe un fármaco que, rápidamente, te ayuda adelgazar?
Pues pasa que el juego cambia, porque GLP-1, sus derivados o las moléculas que influyen en su proceso, lo que hacen es REDUCIR DRÁSTICAMENTE LAS GANAS DE COMER. Y no solo eso, el efecto saciante hace que nos apetezcan menos los alimentos pesados y nuestro cuerpo pida comer más verduras y proteínas magras.
Si en breve el consumo de GLP-1 se dispara, se generaliza y, como parece lógico suma a más personas a las rutinas “healthy” con ejercicio más habitual, nuestra HOSTELERÍA va a notar fuertes efectos, rápidos y directos. Cito algunos:
- Menos consumo de número de platos por comensal, en cualquier formato.
- Demanda de raciones más pequeñas.
- Menor demanda de sides (acompañamientos) o por el contrario, mayor demanda de sides y menos de principales.
- Aumento en el consumo de proteínas limpias, favoreciendo la brasa, por ejemplo y reduciendo otro tipo de preparaciones como los guisos.
- Acelera una tendencia ya detectada en 2024 como es el de la reducción del consumo de fritos.
- Menos visitas a restaurantes y bares (si no tengo hambre utilizaré menos los bares por indulgencia y me saltaré visitas porque prefiero algo frugal o incluso nada en mi propia casa).
- Tendrán éxito los restaurantes con platos más frescos y ligeros que los habituales de comidas más pesadas.
- Menor consumo de alcohol acelerando otra tendencia que la Generación Z ya incorpora de serie por cuestiones sociológicas.
- Incremento de las bebidas hipocalóricas y no saciantes lo que impulsa al café o preparaciones con té matcha.
Si sumamos a las propias tendencias sociales el efecto de un uso masivo de GLP-1, nos enfrentamos a cambios importantes en la hostelería ¿Cambios negativos? Para muchos seguro que sí, para otros, oportunidades y, quizás para la mayoría, simplemente cambios si se van adaptando.