Ya sea por moda, salud o simplemente por llevar la contraria, el segmento de las bebidas espirituosas de baja graduación o directamente sin alcohol está en pleno auge. Y hemos pasado de ver propuestas muy de nicho o de marcas incipientes a productos que buscan ser más globales, para todo el mundo, como las del gigante Diageo.

No queda más remedio y ya no es raro ver en locales de imagen y otros más discretos una oferta de bebidas de este tipo. La «culpa«, como siempre, la tienen las generaciones más jóvenes. Mira que querer disfrutar de todo el sabor, sin nada de alcohol… es que… Pues esto que parece un eslogan publicitario es la nueva normalidad.

Pero no todo vale. Las primeras opciones en llegar al mercado, al igual que el vino sin alcohol, fueron y son decepcionantes. Un popurrí de botánicos, jarabes azucarados e incluso tés que espantaban (y lo siguen haciendo) a casi cualquier consumidor. Así que toca evolucionar y aplicar tecnología, que siempre ha estado ahí, con el fin de lograr destilados con buen sabor y que den el tipo ante diferentes combinaciones. Alguna de estas técnicas son la osmosis inversa o la destilación al vacío. Y parece que funciona.

¿Recuerdas la primera cerveza sin alcohol? pues lo mismo. Las nuevas bebidas desalcoholizadas nada tienen que ver con las primeras y ejemplo de ello son Seedlip Drinks, propiedad de Diageo o la norteamericana UNDONE líderes en este sector. Con ganas de que llegue a España una de las propuestas más genuinas y que más me han sorprendido últimamente (y es difícil sorprenderme a mí) como es la británica Botivo. Una bebida para aperitivo que espero (por Dios, que sea así) desbanque al innombrable Aperol Spritz.

El formato RTD (listo para beber) también representa perfectamente todo lo que veremos en este segmento. Marcas como Ghia o apuestas más arriesgadas como Kin Euphorics llegarán a las barras muy pronto.