El otro día os hablaba de Simply Pop, la respuesta de Coca Cola a la tendencia que viene. Un tsunami que promete cambiar el segmento de las bebidas en todo el mundo. Su receta, sodas con ingredientes probióticos, sin azúcares y sin calorías. Pero esto ya lo sabías.

A estas alturas no os voy a hablar del auge y empuje de las bebidas funcionales pero sí del «Ojo de Saurón» que todo lo ve que es el gigante norteamericano Coca Cola, que a base de adquisiciones o de imitaciones entra en todo aquel segmento que le interesa y que le supone, no sólo un enorme potencial de crecimiento, también de amenaza a su sempiterno trono.

Y todo empezó con Olipop, el original o casi, ya que las kombuchas llegaron primero a esto de las bebidas funcionales con carácter probiótico pero han evolucionado (o así deberían) a una nueva línea de bebidas que tienen como base un refresco.

Olipop se creó en los EEUU en 2018 de la mano de un emprendedor que venía precisamente del sector de la kombucha. No obtuvo un especial éxito hasta que logró colarse en los lineales de Walmart y Target que la catapultaron a lo que es hoy. Una empresa con unas ventas declaradas en 2024 de $400 millones y valorada en $1,85 mil millones, con un crecimiento estimado para este 2025 de más del 20%. Datos que si bien no hacen todavía sudar de incomodidad a los directivos de Coca Cola sí que han logrado fijar su atención y que comience a resonar un pitido molesto en sus oídos. Coca Cola tiene el músculo pero Olipop tiene la frescura y la autenticidad de la que ahora mismo no goza el primero.

La pelea está servida. Los próximos 5 años serán interesantes. A Olipop le falta salir del continente americano y lograr unos canales de distribución sólidos como posee Coca Cola pero ya tiene a una legión fiel de seguidores que no quieren saber nada del legendario y conocido refresco con burbujas.