A día de hoy creo que ya no es necesario hablar sobre los efectos que el azúcar refinado produce en nuestro organismo y las enfermedades que causa a consecuencia de ello. La carrera por conseguir un sustituto viable continúa con mayor o menor éxito pero, ¿y si la solución la hemos tenido siempre a nuestro alcance, de forma fácil y altamente disponible? Y hablo de la fruta.

Algunas frutas se han utilizado durante siglos para endulzar bebidas y alimentos. Mucho antes de que comenzásemos a refinar el azúcar se utilizaban cítricos, algarroba y otros para endulzar y a día de hoy estos ingredientes todavía se usan como base de soluciones dulces para la industria. ¿Es el momento de recuperar las viejas fórmulas?

La multinacional Kerry Group, con base en Irlanda desarrolla un extracto de cítricos con diferentes aplicaciones y que sirve para endulzar diferentes productos horneados, bebidas e incluso lácteos. Tate & Lyle de Gran Bretaña también apuesta por la fruta para el desarrollo de una gama de edulcorantes para zumos, batidos y yogures. Su ingrediente principal es el monk fruit, unas 200 veces más dulce que el azúcar. Carobway es una startup israelí que utiliza algarroba para un extracto con aplicaciones en panadería, pastelería y confitería.

La gran mayoría de las frutas no elevan el nivel de azúcar en sangre por lo que son perfectamente aptas para personas con diabetes tipo 1 y 2. La algarroba en concreto puede sustituir o complementar a la miel. Es menos viscosa y realza los sabores del chocolate, la vainilla o el café.

¿Es posible que la solución definitiva al azúcar no sea sintética, que la fruta es lo que siempre hemos estado buscando? Veremos novedades al respecto.